viernes, 13 de marzo de 2015

El pimiento

El pimiento que se convirtió en una Guindilla

Hace menos de una semana, me cogieron de la planta en la que nací, yo era muy feliz allí como verdura. Nací muy sana ya que estaba dentro de un invernadero. Lo que más me gustaba de todo el día era cuando saltaba el riego automático cuando estaba anocheciendo, me lo pasaba genial.


Una mañana me recogieron y me metieron en un cubo con muchos pimientos iguales que yo, ya no me sentía nada importante viendo lo que hacían conmigo. Echaba de menos cuando chocaba el sol en el plástico del invernadero y yo me sentía a gusto y calentito. Me quedé en ese cubo, estaba triste y me llevaron a un sitio oscuro y muy húmedo.


El sitio era húmedo de verdad, no me gustaba nada. Cuando me dí cuenta de que estaba en una fábrica de conservas vegetales de navarra, me asuste mucho porque pensaba que ya era mi fin, pero vino un hombre adulto que me cogió y le debió de decir a su compañero que yo no era el mismo tipo de pimientos que los demás. Yo estaba convencido que era un pimiento italiano, un pimiento verde. Ellos dijeron que era nada más que una guindilla.


Lo primero que dijo el hombre fue, que ya no servía para nada y que seguramente que el de la huerta se había equivocado de cubo. No os podéis imaginar lo inútil que me sentía. Al cabo de unos minutos el hombre me llevó a la basura que estaba fuera.


En la basura no se estaba tan mal, había mucha tranquilidad y cosas muy diferentes a mi, hice muchos amigos, conocí al sr cerdito, era una hucha con forma de cerdo. Luego estaba Stabila así le llamaba y era una caja


A la mañana siguiente vino un camión. ¡Era el basurero!


Todos intentaban esconderse pero la basura era alta y no podían escapar. La mujer que vació la basura era muy maja nos vació en una bolsa para que estuviéramos todos los amigos juntos. El camión se dirigió al vertedero y al llegar bajó la mujer y vació nuestra bolsa. Ahora la gente me llamaba basura. Yo me empezaba a no sentirme tan fresco como antes y estaba muy asustado allí. No sabia que hacer ni a donde ir.


Unos niños fueron de excursión al vertedero de navarra donde yo me encontraba allí. Un niño me recogió y me metió en su mochila. Yo me sentía feliz porque tenía esperanzas de sobrevivir por todo esto.


No sabia cuanto tiempo había pasado, pero el niño me sacó de su mochila roja y me dejó sobre su escritorio. El me dijo que era una guindilla muy bonita, por fin me sentía importante para alguien. El pequeño me cogió y me lavó con agua y jabón, después me echó un spray, me dijo que era para no pudrirme ya que iba a estar toda su vida con él.


Pasé muchas aventuras con aquel niño, hasta que un día me llevo a la calle y me perdió me dejó en la mesa de una terraza y todas las noches pasaba mucho frío porque me había acostumbrado al calor. Habían unos paisajes muy bonitos en aquella terraza estaba frente al monte y me encantaba.


Un día de mucha suerte, vino un hombre que debía ser famoso y me dijo que  yo sería suyo porque él tenía que llevar un pimiento para grabar su película. Me quedé pensando y dije como una guindilla puede llegar a estar en un vertedero y luego salir en un película vasca.


Ahora estoy en un frigorífico enorme y estoy muy agusto con las demás verduras, todas nos llevamos genial.  Ya os contaré la segunda parte de mi vida, ¡Todavía está todo por llegar!

Marta Toribio, 3ºB

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